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domingo, diciembre 17, 2006

La depre...

Esta semana dos veces me sentí abrumado al entrar a dos negocios emproblemados. Tristes, vacíos de mercancia y de clientes.

Es un sentimiento muy grande y pesado de angustia, por esas dos personas que me atendieron y sus Negocios.

El primero fue la noche del miércoles, fui a un pequeño abarrote que está en mi misma colonia, he preferido ir allí pues siempre encontraba la cerveza bien fría y bebidas como gatorade, y algo de abarrotes que ocupara en el momento, precios normales. Entré y me topé con un refrigerador apagado, en lugar de este, una hielera con botellas de refrescos y agua comprada en Costco, estantes semi-vacíos, la apariencia del dueño en franca bancarrota. Lo primero que me vino a la mente es que tuvo que apagar el pequeño cuarto frío ante la incapacidad de pagar el recibo de luz, y la necesidad de subsistir debió haberlo obligado a vender el permiso para comercializar cerveza. Los pequeños abarrotes en gran parte de México están perdiendo la guerra contra Oxxo y la constante expansión de Autoservicios, no tienen forma de competir, salvo la "proximidad".

El otro negocio, del que acabo de llegar es una pequeña Papelería, frente a la escuela de mi hija Clara, un pequeño establecimiento con 3 copiadoras y algo de mercancía en regalos, confitería y papelería.
Calculo que a duras penas puede sostener una familia, entre los gastos de renta, luz, agua y la escasa clientela, el dueño debe vérselas muy apretado. Es triste, las papelerías han dejado de ser el negocio que eran con la llegada de Office Depot.

Me vienen a la mente los pequeños negocios que visité en Alemania, y subsisten protegidos de las grandes cadenas, mediante la regulación de horarios. Si todas las tiendas tienen que cerrar a las 6.30 de la tarde, se protege a los pequeños comerciantes, debido a que el consumidor tiene poco tiempo para ir a los grandes comercios. Los sábado cierra a media tarde y el domingo no se abre, para que el empleado tenga vida de calidad en casa.
El valor de la "proximidad" cobra importancia para estos pequeños negocios. Hay un vicio, encadenan al cliente a pagar precios caros. Estas malas prácticas comerciales le cobrarán factura al otrora pujante estado alemán.

Regresando al tema de la depresión al entrar a negocios pobres, es mejor que no acuda a comprar en ellos, me deprimen demasiado. Para alguien que vive de las ventas, no es bueno deprimirse, este sentimiento ahoga a la creatividad. Hay que borrar ese sentimiento creando algo de inmediato, tomando fotos y escribiendo para sacarlo. No es bueno.

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